Hasta pronto

Written by Transformandonos
Bogotá, 21 de junio de 2018
Me apresure a buscar una de las pequeñas flores del jazmín que hay en la carrera sexta con la 70. Pese a haber perdido ya la mayoría de flores aún conservaba alguna lo que me tranquilizó. La cogí con mucho cuidado y devore su olor. Se la acerqué a Vega para que la sintiera aunque ya dormía. Habíamos pasado muchas veces por allí cuando bajaba a dormirla en el párroco paseando. El ritual era el mismo. Parábamos en el falso jazmín, cogíamos una flor, la olía yo primero y, una vez comprobado que era fragante, se la acercaba a Vega para que la oliera ella. Llevo acercándome cosas a la nariz desde que nació.
Hoy ha sido distinto. Me he venido con tres flores. La primera que encontré, algo marchita, por miedo a que no hubiera más. La segunda abriéndose, por el mismo motivo. Y la tercera una preciosa y olorosa flor perfecta.
Cuando las olí y se las acerqué a Vega detuve el paso, casi hasta pararme. Ya no voy a pasear más por allí. Hoy regresamos a España. Sentí cada paso, sonreí a cada adoquín de barro descolocado que iba pisando. Con mis flores, mi bebé y mi cara de turista contento sentí cada cruce de miradas, cada árbol, cada acera, cada color…
Nos vamos pensando en regresar, con el corazón enamorado de Colombia, de Guate, de Costa Rica. Regresamos siendo más de acá. Transcendiendo a las rayas de los mapas que solo traen egoísmo y guerras. Habiendo sentido está medicina contra el racismo y la xenofobia que es viajar.
He pensado muchas veces en cómo podía disfrutar la fruta, los aguacates, los rostros… a mí regreso. Pero ocurre como en el cuento de la rey y la vieja. El rey (de la edad media), perdido, encuentra una choza de  una abuela donde refugiarse. Ésta le da de comer unas lentejas. A su vuelta al castillo, ordena que le cocinen unas lentejas pero no le saben igual. Pide la receta a la abuela pero no le saben igual. Ni siquiera las lentejas que vuelve a prepararle la abuela le provocan esas sensaciones. Y es que una papaya fresquita está riquísima, pero para sentirla hay que tomarla en Colombia.

Iván.

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